24 noviembre 2005

¿Somos tontos?

Cada día somos bombardeados por noticias, declaraciones de los políticos, datos de ganancias de las multinacionales, etcétera, que me dejan perplejo. ¿Cómo es posible que los bancos españoles lleven una década aumentando cada trimestre sus beneficios? ¿Cómo es posible que nuestros políticos miren fijamente a la cámara y mientan sin que se les mueva un sólo músculo? ¿Cómo puede ser que informe tras informe la educación en España sea tercermundista, y sin embargo el problema es la clase de religión? ¿Cómo se puede defender la democracia rociando con fósforo blanco a la población civil? ¿Por qué todas las religiones andan desatadas y desde los templos se llama a matar a otros hombres o a enseñar la creación como si fuera una teoría científica? ¿Cómo se pueden vender varios cientos de miles de ejemplares de una novela que el propio jurado del Premio Planeta dice que es mala? ¿Qué le pasa a la gente?
Estas son sólo algunas de las paradojas que me sorprenden, que se resumen en una sóla ¿Qué fue de la Razón? (si, la he puesto en mayúscula) Me acuerdo mucho de aquel opúsculo de Kant titulado "Respuesta a la pregunta ¿qué es Ilustración?" y caigo en la cuenta que nos encontramos a un dilema parecido al que planteaba en los primeros párrafos. Leamos esto detenidamente y veremos lo actual que resulta:

La pereza y la cobardía son las causas de que una gran parte de los hombres permanezca, gustosamente, en minoría de edad a lo largo de la vida, a pesar de que hace ya tiempo la naturaleza los liberó de dirección ajena (naturaliter majorennes); y por eso es tan fácil para otros el erigirse en sus tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director espiritual que reemplaza mi conciencia moral, un médico que me describe la dieta, etc., entonces no necesito esforzarme. Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar; otros asumirán por mí tan fastidiosa tarea. Aquellos tutores que tan bondadosamente han tomado sobre sí la tarea de supervisión se encargan ya de que el paso hacia la mayoría de edad, además de ser difícil, sea considerado peligroso por la gran mayoría de los hombres (y entre ellos todo el bello sexo). Después de haber entontecido a sus animales domésticos, y procurar cuidadosamente que estas pacíficas criaturas no puedan atreverse a dar un paso sin las andaderas en que han sido encerrados, les muestran el peligro que les amenaza si intentan caminar solos. Lo cierto es que este peligro no es tan grande, pues ellos aprenderían a caminar solos después de unas cuantas caídas; sin embargo, un ejemplo de tal naturaleza les asusta y, por lo general, les hace desistir de todo posterior intento". Kant, ¿Qué es la Ilustración? . est. prel. de A. Maestre, trad. de A. Maestre y J. Romagosa,
Madrid, Tecnos, 1988, p. 9.

Quitando el comentario sexista (hoy en día ya no sufrimos discriminaciones en la estupidez por motivos de sexo), creo que todo sigue más o menos igual. ¡Y eso que hemos mejorado en muchos de los proyectos Ilustrados! Por ejemplo: hoy en día están las escuelas llenas, pero igual de vacías las mentes. ¿De verdad nos hemos iluminado con la Razón el mundo y expulsado de él a la superstición? O más bien ha estado agazapada esperando que flaquearámos o nos distrajéramos con alguno de nuestros modernos juguetes (el orientalismo, el ocultismo o los deportes de masas, por ejemplo). Además, como nos estamos convirtiendo en una sociedad rica, cada vez podemos pagar más, y por tanto, alimentar más nuestra pereza.

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